sábado, 19 de febrero de 2011

Marathon Sevilla 2.011

Amanece en la ciudad de la luz! Siempre que pienso en Sevilla, recuerdo la primera vez que caí por sus calles; era primavera, la mejor época del año para sentirse embrujado por los recovecos del barrio de Santa Cruz o por la panorámica que regala la ciudad desde Triana justo a la orilla de la calle Betis; el aroma del jazmín que convierte la soledad en ilusión, los naranjos engalanados para recibir la  en sus calles a la alegoría que representa el dolor y la pasión en semana santa y la alegría y los tapices de colores que visten su feria de abril, las inolvidables fiestas de primavera.

El último anudado de las zapatillas, despojados de la ropa sobrante y los nervios típicos antes de la salida; observo más gente que otros años y el mismo y agradable ambiente de siempre. Un speaker se empecina en animar al personal y trata con todo su ánimo de que por unos instantes no pensemos en lo que nos espera…. Otra vez viene la pregunta…”¿y esto,  por qué? Da igual….no hay respuesta razonable!

Comienza la carrera entre los clásicos empujones de la muchedumbre que se empecina en adelantarse a no sé que; salimos del estadio olímpico y comenzamos a rodar por las calles que recibieron al  mítica Expo del 92 ; los primeros kilómetros y como es habitual uno los pasa buscando el ritmo; tratándose de acoplar a algún grupete o corredor que haga más llevadera la carrera: esta vez me está costando encontrar mi “zona de confort”…

Era el km 10 aprox. cuando me dí cuenta que llevaba un rato pegado al lado de un tipo que por su aspecto debía ser del norte de Europa; pasaron algunos kilómetros para confirmar que efectivamente compartíamos las mismas “prestaciones”; fui yo quién tomó la iniciativa y me contó que era de Varsovia; que era la primera vez que venía a España y que era casualmente como para mí su 15º marathon. Hablamos bastante durante los siguientes kilómetros; sobre todo yo que iba haciendo de cicerón y hablándole de Sevilla y de España.

En el km 25 y como me había dicho, estaba mi amigo Pedro esperándome para prestar aliento; el apoyo de la gente y en especial la de los tuyos, es la energía que extra que no tienes y que tanto ayuda; no se conformó con ello y en el km 33 esta vez con otro tipo simpático, Valentín, volvieron a asomarse a mi fatiga para recordarme que no estaba solo.

Llegamos al km 35 y mi compañero de sufrimientos me dijo que se iba a para un rato; que siguiera yo y que ya nos veríamos en la meta. Hasta entonces el ritmo había sido cadencioso y apenas duró un par de kilómetros; esta vez fueron las fuerzas las me dejaron!; sigue tú y ya sí eso nos vemos otro día me debieron decir… Dios! Que agonía perece mentira que se pueda pasar de todo a nada… el dichoso MURO!!!!!

Del km 38 al 40 no me acuerdo o no me quiero acordar… debió ser horrible y los tiempos por kilómetro para no verlos!. Luego llega el 40 y entonces el cerebro toma el mando y en sus instrucciones al resto del organismo debe producir un arrebato de insensatez extrema que hace que la maquinaria roce el colapso y responda en el estadio puro animal del ser humano.

La tenue bajada por la rampa que da entrada al estadio olímpico que a estas horas y a diferencia de la salida está bastante repleto; muchos aplausos y muchos ánimos! La gente aprieta en los últimos metros para disfrutar del momento mágico que supone entrar en la meta y sentir como la fatiga se compensa con la satisfacción del logro de un propósito, de una meta!

Mi mirada se clava en el cielo! Dirijo mis manos y mis besos hacia su compañía imperturbable y paso por el arco de la meta observando el reloj; cumple mis expectativas y eso me tranquiliza; ahora y después de la explosión de sensaciones que sientes al cruzar la meta, ya solo pienso en descansar y en recuperar…ah y también en el próximo… Madrid 2.011 en abril; allí nos encontraremos!

Jesús Moya Mangana
“Aquello que pensamos es aquello en lo que nos convertimos”

domingo, 13 de febrero de 2011

¡Naranjas azules!

En 1.967 el psicólogo, fisiólogo y escritor maltés, Edward de Bono publicó: “the use of  lateral thinking”. EL pensamiento divergente o lateral venía a definir un cierto tipo de creatividad.

Generalmente nuestro cerebro aborda los problemas de un modo racional; además y dado que su principal función es ahorrar energía, busca las soluciones, las respuestas en lo aprendido con un base histórica y con un enfoque en el plano de la lógica; sin embargo y aquí está su notable aportación,  en muchos casos es importante aplicar otra perspectiva a la resolución de problemas; de hecho nos viene a decir que muchos de esos problemas son irresolubles usando la lógica establecida y en cambio serían sencillos sí los enfrentásemos a nuevas ideas.

El pensamiento divergente se encuentra entre las personas con personalidades que tienen características tales como la no conformidad, la curiosidad, disposición a asumir riesgos, y la persistencia.

En un proceso de negociación, la clave del poder se encuentra en tener alternativas, o lo que es lo mismo, tener un Plan B, formular nuevas ideas, otras salidas, otras respuestas, diferentes soluciones, nuevas opciones que beneficien a todas las partes. Dicho de otro modo cuando uno se sienta a negociar en la medida que haya sido capaz de prepararse alternativas a las demandas de la otra parte o un mayor número de contrapartidas que podría aceptar a cambio de las concesiones a las que a buen seguro habrá de enfrentarse, mayor y más sólida será la posibilidad de un resultado satisfactorio.

Un recurso habitual en el desarrollo de una negociación es batirse en función del peso o del poder que una de las partes presupone de la otra; un aparente desequilibrio de fuerzas, se corrige poderosamente con la generación creativa de nuevos escenarios, de propuestas o alternativas que pueden contribuir al acercamiento de intereses quizás no considerados de no haber localizado esas otras opciones.

El plan B no se limita a las propias alternativas de acuerdos, de contrapartidas válidas que amortigüen las concesiones, que avalen el proceso y el esfuerzo por llegar a un acuerdo; debería ir aún más lejos; se debería incluso plantear en clave de imposibilidad para llegar un consenso, de previsible conflicto, hasta de una posible ruptura; en definitiva, qué haríamos sí no fuésemos capaces de llegar a un acuerdo, como resolveríamos esa eventualidad.

Conocer los objetivos y motivaciones de la otra parte también no solo aumenta las posibilidades de lograr un acuerdo beneficioso, sino que ayuda en el determinante proceso de preparación de la negociación a barajar otras posibles salidas u otras vías de negociación o de consenso.

El protocolo de preparación es esquemáticamente conocido; se comienza definiendo los intereses propios, se trata de comprender la medida en que estos intereses son compatibles con los de la otra parte. Luego se trabaja sobre las áreas de compatibilidad para desarrollar opciones de beneficio muto y a partir de ahí, se trata de diverger en primera instancia; buscar otras posibles salidas, es ni más ni menos reconocer posibles nuevos intereses propios y tratar de proyectar nuevas áreas de interés de la otra parte.

El propio proceso de negociación no es en definitiva más que la convergencia de intereses que sí han sido estudiados en detalle y por lo tanto, formulados dentro del perímetro aceptable para todas la partes, lo habitual es que culmine en acuerdo aceptable y aceptado por todos los integrantes de dicho proceso de negociación.

El pensamiento divergente se encuentra entre las personas con personalidades que tienen características tales como la no conformidad, la curiosidad, disposición a asumir riesgos, y la persistencia.

Ahora más que nunca la creatividad forma parte importante de las habilidades que debe poseer una persona. Se requiere tanto para la actividad o tarea que se realice y también para resolver problemas y conflictos cotidianos a través de una mirada diferente.

Existe mucha documentación al respecto de métodos o fórmulas que contribuyen a generar alternativas; la mayoría coinciden en algunos aspectos o actitudes que facilitan dicha labor:

  • Preguntarse: ¿Qué pasaría sí…? el poder de las respuestas no cabe duda de que es y puede ser determinante en el tráfico de ideas.

  • Cambiar radicalmente de perspectiva, de ángulo… ver el problema desde un enfoque distinto o incluso insólito puede ayudar a comprenderlo mejor y por supuesto a hallar soluciones imprevistas.

Cuando se preguntó a Jonas Salk sobre cómo inventó la vacuna contra el polio, respondió: ‘Me vi. a mi mismo como un virus  y traté de ver como se sentiría’. Este es un ejemplo de ‘pensamiento divergente’, un componente esencial de la creatividad.

En definitiva, llevar consigo naranjas azules a toda negociación a la que acudamos puede ser una poderosísima herramienta.



Jesús Moya Mangana
“Aquello que pensamos es aquello en lo que nos convertimos”