Maratón Madrid 2.013
La mañana es fresca sin llegar a ser
gélida y lejana la amenaza de lluvia. Llegan los corredores y se va formando un
pelotón de más de 26.000 almas.
Antes de la partida un minuto de
silencio para recodar a Boston y llega la hora; suena un atronador aplauso y
comienza un nuevo periplo, el 22º para mis sufridas piernas y para mi inquieto
corazón.
Esta maratón va a ser distinta…lo sé y
lo siento así desde el principio. Las fuerzas más mermadas que nunca; me acosté
con alguna décima de fiebre y el cansancio fruto de las otras obligaciones.
Pero con independencia a ello, en ésta, tengo un compromiso reforzado, un
aliciente extraordinario y un estímulo consistente que solo la Luna y yo
conocemos, comprendemos, compartimos y aceptamos.
A lo largo de todas las zancadas se
hace el camino, avanzan los kilómetros y se acerca la meta; a lo largo de todos y cada uno de los
pensamientos, se forja el criterio, avanza el deseo y se acerca el destino. En
esta ocasión, la carrera es otra.
Para una carrera especial, una
indumentaria especial, la camiseta del Athletic de mis amores y claro, de pasar
desapercibido, a que durante todo el recorrido, no parase de escuchar y
corresponder a eso de “aupa Athletic…”. Hiper
Emocionante y todo un bálsamo cuando llegué al muro, que dicho sea de
paso, no sucumbí por coincidir con un Donostiarra que llevaba la “txuri urdin” y por ahí uno del Athletic,
no pasa; así que a correr y hasta la meta con el peso de una responsabilidad
añadida de la que pienso repetir, por cierto.
En mi otra carrera, el corazón bombea
la ilusión del compromiso, aderezado de la confianza necesaria para hornear
desde el presente, la próxima estación hacía la vida insuperable; tributo de la
esperanza y fruto de la virtud. Sentimiento incandescente e incondicional.
Viraje sobrevenido de la indiferencia. Respuesta automática a la insensatez.
Postulando la incomprensión para batir a la indolencia.
Gloria de los sueños, carrera del alma
en busca de su esencia.
Jesús Moya by m.e.n
