Maratón Madrid 2.012
¡Amanece que no es poco! Así rezaba una de la infaustas
“obras” del cine español, ese que los de siempre se afanan en vanagloriar
aunque no atraiga a las salas más que a ellos mismos y a unos pocos más que
vaya Usted a saber sí no son los mismos que van varias veces… bueno dicho esto
y aunque no tenga nada que ver con el contenido de este post, aprovecho siempre
que puedo para reivindicar la calidad allá donde pudiere, y en el cine español
queda mucho por hacer en esa materia y
no será por los actores y profesionales que lo forman… lo que pasa es que sí lo
paga “papa estado”, parece que “el
niño contribuyente” se ha de conformar con lo que le echen y eso ni debe ser
así ni debe tolerarse que se haga con los paupérrimos fondos públicos.
A lo que iba… amanece sobre Madrid; Siempre es llamativo observar como los
rayos de sol en primavera atizan el letargo de una gran urbe; poco acostumbrada
a la quietud y donde el silencio rara vez emerge sobre la tiranía del caos. Los
primeros viandantes, los que configuran la puesta de largo de semejante mole,
todos ataviados por el tono del descanso, de miradas claras, ajenas al sin
vivir que florecerá en una horas; caminan en busca de los aromas de la mañana,
tras el primer café humeante y a buen seguro cautivados por los encantos de las
clásicas y deliciosas porras de la tierra.
Más de 10.000 almas comienzan a
poblar las calles del anillo que forma el perímetro del tesón y de la
constancia; del esfuerzo y las convicciones; de la fe en uno mismo y de la
virtud del sacrificio como trono de la voluntad. Como siempre nos estamos
solos; despierta la ciudad al trotar de los corredores y los gritos y palmas de
ánimo nos acompañan por los recovecos de la insensatez, ni las cuestas, ni el
calor, ni el cansancio desvanecedor, ni el colapso físico pueden con la fe en uno
mismo ni con el reinado de la confianza.
Llega la puerta del Retiro, se
abre el alma de par en par para recibir los últimos suspiros y gritos de apoyo;
desaparece el dolor y emerge el sabor de la satisfacción, de éxito, de la
confirmación, del trabajo, del compromiso, de los sueños cumplidos, de la
solidaridad, de la igualdad y equidad con que el sufrimiento nos trata a todos
cuando no distingue de razas ni patrimonios… llega la meta, mirada al cielo, un
beso para agradecer su eterna presencia y sumamos la decimonovena.
