Ermuko Mendiak
Con el aliento desbocado y
apretando los puños para declinar con dignidad la última pendiente que
siempre reta la autocomplacencia, llego al mirador de Zengotita; una vista única
asentada en la corpulencia de los Montes Oiz y Urko; bajo las nubes de un cielo
que aprendió a convivir con la asimetría de los colores que retratan el
invierno y que se extiende en la espera de la primavera. Sobre la alfombra
verde y esponjosa que es seña de identidad de una tierra única y de una cultura
singular.
<!--[if !vml]--><!--[endif]-->La generosidad del paisaje
es una llamada de la naturaleza asomarse al presente desde la óptica del
pasado; recrea una retrospectiva de mi vida que comenzara hace más de 30 años y
que a pesar de la distancia que alberga llevar más de dos décadas viviendo en
otros lugares dispersos, no he dejado año alguno dejarme el aliento en sus
cuestas para revivir los que soy y por lo que estoy. A veces con mayor
frecuencia y otras con menor, siempre he acudido a su balcón para comprender
mis carencias y para dibujar mis sueños. Lo hice en los días más felices de mi
vida y lo hice también para compartir
el dolor de la ausencia irrevocable; en ocasiones subí allí mis
preguntas y baje en la soledad de no hallar respuestas. Cada visita es una
recompensa, un encuentro con la esencia y una reconciliación con los fracasos.
No entendería mi vida, sin el oxígeno que desde esa atalaya, refresca mi
existencia. Viva dónde viva, pare donde pare, y vaya donde vaya, todos mis
caminos pasan por la mirada al infinito que nace entre tus montes.
Por las cuestas donde
mueren las prisas, donde las laderas se hacen de seda y las curvas inocentes esconden
los delirios de una tormenta. Lluvia de sensaciones que alivian la tensión de
la incomprensión y endulzan la miseria del fracaso. Caricias que inundan los
recuerdos del pasado; reafirman las inquietudes que nunca dejaron de serlo y
los efuerzos por no desemprenderse de la misma intención que las originó.
Siempre de un sitio para otro, simpre una maleta, siempre un recuerdo, siempre
un propósito, siempre un deseo, simpre un sueño y SIEMPRE TU.