Marathon Sevilla 2.013
Poco
antes de las nueve de una mañana que nació fresca pero que madura hacía hacia
un templado amanecer, una algarabía multicolor comienza a llenar una salida más
concurrida que nunca. Mas de siete mil almas agitan su sueño mientras entran en
calor las emociones. Suena un estruendo singular… un clásico!! Highway to hell, de los incombustibles ACDC.
Revientan los altavoces en la salida, las palmas se afanan en la batalla del
ruido y los gritos son la antesala de la explosión del animo y de la gloria, la
búsqueda de los límites, la senda de lo imposible para otros, la puerta de la
autoestima para nosotros.
Comienzan los primeros
kilómetros, como siempre buscando el ritmo y el espacio; la temperatura ha
subido y el ambiente empieza a ser sintomático de esta tierra. Los más
madrugadores que aún llevan las secuelas del clásico dominguero madrugador,
agitan su periódico en el trotar de los corredores. Ha variado el recorrido,
como veremos, para bien. Pronto entramos por Triana, buscando la Torre del Oro
y la Maestraza…, la Sevilla singular, la riqueza de las sonrisas llenan sus
calles. La camiseta de la Euskal Selezioa
que arropa mi esfuerzo, abre un singular apoyo de quienes ven en sus colores o
en sus señas, la misma identidad que avala cada zancada, cada impulso o cada
soplo de aire que amortigua el empeño. Verde de esperanza y rojo de pasión
junto a la pureza del blanco; nunca se me hubiera ocurrido declinar el eje de
la nobleza desde la prestación de los colores.
Sevilla es especial y en días
como éstos, se crece. Llegando al kilómetro treinta, en pleno muro, lamentando
el dolor, nos espera más elegante que nunca la Plaza de España, hoy mas
vitoreada que nunca, dentro de un espacio especial, el Parque de María Luisa,
que está lleno de almas que animan con tesón al paso de los maratonianos
afanados en su sueño. Salida hacía la Avenida de la Constitución por delante
del Hotel Alfonso XIII, se ha estrechado repentinamente el ancho de vía, la gente ha creado un pasillo, para que cada corredor sienta en su
piel el apoyo, el ánimo y las palmas de cada espectador. Es emocionante
atravesar los más de tres kilómetros que llevan hasta la Alameda de Hércules
entre el calor de la gente que hace que con su apoyo desaparezca el dolor y se
olvide la dificultad que supone transitar en los últimos recovecos . Gracias a
la ciudad de Sevilla, a sus gentes por su ánimo y gracias a la organización por
llevarnos al corazón de la ciudad, algo que no ocurría sí no recuerdo mal desde
la edición del año 2.000.
Es mi marathon número 21, la
décima en esta bella ciudad que un día acogió para siempre muchos de mis sueños
y me dio para siempre lo mejor que nunca tuve.
www.jesusmoya.es
@talkhit

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