domingo, 3 de marzo de 2013

Marathon Sevilla 2.013



Marathon Sevilla 2.013

Poco antes de las nueve de una mañana que nació fresca pero que madura hacía hacia un templado amanecer, una algarabía multicolor comienza a llenar una salida más concurrida que nunca. Mas de siete mil almas agitan su sueño mientras entran en calor las emociones. Suena un estruendo singular… un clásico!! Highway to hell, de los incombustibles ACDC. Revientan los altavoces en la salida, las palmas se afanan en la batalla del ruido y los gritos son la antesala de la explosión del animo y de la gloria, la búsqueda de los límites, la senda de lo imposible para otros, la puerta de la autoestima para nosotros.
Comienzan los primeros kilómetros, como siempre buscando el ritmo y el espacio; la temperatura ha subido y el ambiente empieza a ser sintomático de esta tierra. Los más madrugadores que aún llevan las secuelas del clásico dominguero madrugador, agitan su periódico en el trotar de los corredores. Ha variado el recorrido, como veremos, para bien. Pronto entramos por Triana, buscando la Torre del Oro y la Maestraza…, la Sevilla singular, la riqueza de las sonrisas llenan sus calles. La camiseta de la Euskal Selezioa que arropa mi esfuerzo, abre un singular apoyo de quienes ven en sus colores o en sus señas, la misma identidad que avala cada zancada, cada impulso o cada soplo de aire que amortigua el empeño. Verde de esperanza y rojo de pasión junto a la pureza del blanco; nunca se me hubiera ocurrido declinar el eje de la nobleza desde la prestación de los colores.

Sevilla es especial y en días como éstos, se crece. Llegando al kilómetro treinta, en pleno muro, lamentando el dolor, nos espera más elegante que nunca la Plaza de España, hoy mas vitoreada que nunca, dentro de un espacio especial, el Parque de María Luisa, que está lleno de almas que animan con tesón al paso de los maratonianos afanados en su sueño. Salida hacía la Avenida de la Constitución por delante del Hotel Alfonso XIII, se ha estrechado repentinamente el ancho de vía, la gente  ha creado un pasillo, para que cada corredor sienta en su piel el apoyo, el ánimo y las palmas de cada espectador. Es emocionante atravesar los más de tres kilómetros que llevan hasta la Alameda de Hércules entre el calor de la gente que hace que con su apoyo desaparezca el dolor y se olvide la dificultad que supone transitar en los últimos recovecos . Gracias a la ciudad de Sevilla, a sus gentes por su ánimo y gracias a la organización por llevarnos al corazón de la ciudad, algo que no ocurría sí no recuerdo mal desde la edición del año 2.000.

Es mi marathon número 21, la décima en esta bella ciudad que un día acogió para siempre muchos de mis sueños y me dio para siempre lo mejor que nunca tuve.

www.jesusmoya.es
@talkhit  

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