lunes, 27 de diciembre de 2010

El Estado de las emociones

Igual que el rastro que deja la brisa cuando se refriega por la orilla en una tarde fría de invierno en cualquier puerto del cantábrico o el inconfundible olor del incienso en el peregrinaje de las cofradías en las tardes de pasión … cuando se acerca el final del año, todo el aroma se impregna de balances y juicios; somos sensibles a auditar nuestras emociones, a pensar en lo que hicimos y en lo que no emprendimos; como el final de un capítulo, como el desenlace de un episodio, la moraleja de un cuento o el despertar tras un sueño… atendemos al principio de la matemática para sumar y restar aquello que nos ocupó.

            Quiero compartir con mis amigos algunas de esas reflexiones; la primera de las muchas novedades que ha supuesto el año que estamos a punto de capitular es precisamente este humilde retablo de pensamientos; alentado por el apoyo incondicional de mi entrañable compañera, por el entusiasmo con que lee cada línea…  por la confianza que me da que va a estar detrás de cada párrafo…comencé a abrir la trastienda de mis inquietudes, a airear viejos propósitos  y a hacer una de las cosas que más me gustan y más me llenan y que quienes me conocen bien saben que vivo con pasión, la comunicación en general y escribir en particular.
           
Aunque uno trata en la medida de sus posibilidades de hacerlo lo mejor posible, no me importa el formato de lo que escribo, ni la decoración de las ideas;  tampoco busco especular con las palabras; mi propósito es compartir y estar más cerca de mis amigos; es una forma de sentirse más vivo, de crecer y palpitar el estado de las emociones con las que vivimos a diario. Mi deseo es seguir haciéndolo y seguir contando con vuestra generosidad.

            Hace exactamente una año que en casa decidimos que hacer el MBA en la EOI era una buena idea; la opción de formarse siempre es atractiva; pero está siendo mucho más;  se esta erigiendo como un viaje apasionante; navegando entre amigos geniales, de apreciable talento, con un mismo denominador común que no es otro que el de crecer, el de hacer mejor todo lo que cae sus manos, con un espíritu de colaboración y de solidaridad impresionante; un compendio de sueños y de ilusiones que casi todas las semanas se sientan alrededor de la hoguera de los propósitos; se acurrucan junto al deseo del crecer como individuos, del sueño de poder devolver parte de lo que son y de lo que empezamos a ser  y del coraje mirar al horizonte, de visionar y de hacerse discípulos del  querer es poder”.

Otro de los regalos de esta aventura son los timoneles que nos guían; no podría obviar, ni sería justo, no mencionar el valor humano y profesional de los profesores y su dedicación; no solo es admirable, es un verdadero privilegio que para todos nosotros están señalando un camino y una conducta de excelencia, de evolución, de reinvención…de generosidad también para poder devolver algún día parte de lo que aprendemos.

Pero todo esto requiere un esfuerzo personal, profesional y por supuesto familiar muy importante; por eso, no me cansaré nunca de darle las gracias a Maribel y a Asier por estar siempre ahí; por su comprensión, por su paciencia y por su ejemplo.

En otro orden de cosas, en este caso por el lado duro de la vida, por el de la lluvia de peñascos, este año también ha representado una lección vital de imborrable fractura; traté de despistar a la evidencia, de relativizar la secuencia,  de eludir la aplastante realidad … por miedo a no saber responder o quizás a no querer admitir la soledad con que uno sucumbe a sus fracasos, a sus errores, a la falta de lo que en otro tiempo fue un bálsamo; tras admitir el egoísmo con el que lo quise administrar,  llegué a la conclusión más elemental; de dónde vengo….; y  ahora ya solo quiero estar con él, que sienta mi mano cuando la necesite, a velar por el brillo de sus pupilas, pese a la tormenta que apaga la llama de su conciencia, devasta su verticalidad, atropella al amor por la vida…nos aleja un poquito cada día…; hace mucho tiempo me dijiste…” pon lo máximo, en lo mínimo que hagas” y a eso pienso dedicarme mientras pueda.

            La vida en sí es un vaivén de sensaciones y de experiencias; de viejas historias y nuevos relatos; de modernas sintonías y clásicas melodías; de pinturas al óleo y abstractos paisajes…y por eso sufrimos con lo que perdemos y disfrutamos lo que nos llega; y en ese escenario y como un rayo de luz y para darle sentido a lo que somos y para lo que vivimos, vemos como crecen, como emerge su personalidad y como administran el descubrimiento del ser, como vamos cediendo el paso para que sean ellos quienes marquen el ritmo, quienes abanderen la esperanza y traigan el futuro al presente.

Voy concluyendo estas líneas con el mismo espíritu que las comencé; la idea de compartir, de crear un enlace entre el ser y el estar; acurrucado entre pensamientos y sueños; entre bocanadas de ilusiones alejadas del escaso valor que tiene identificar los acontecimientos que nos suceden bajo la tutela de un guarismo que simplemente nos recuerda que somos algo más viejos y que nos toca poner el cronómetro a cero nuevamente para medir lo mismo que medíamos ayer, lo que desearemos medir mañana….

Feliz año nuevo de todo corazón.

lunes, 13 de diciembre de 2010

El estado de las emociones

Me asomé a la memoria; amable y serena; recompuse el retrato de un bonito recuerdo; reviví la estela de colores y luces que alumbraron el singular trayecto a un encuentro íntimo con cada uno de nosotros, con lo que creemos ser y lo que somos, con lo que predicamos y con nuestros silencios; con el pensamiento y con los hechos que nos delatan; con el olvido y con el reencuentro, con el ímpetu y con las lágrimas…

         Hoy como ayer y en la ventana del horizonte, se refleja la silueta de la indiferencia; vuelvo a sentir el escalofrío de un sueño incompleto, el misterio sin resolver y las respuestas sin preguntas; vuelvo a despertarme en el andén vacío, a la espera de un tren que nunca ha de llegar, persiguiendo la estación del olvido.

El viajero extiende su pañuelo y lo deposita al antojo de una brisa caprichosa que lo envuelve y lo revuelve; en su partida traza la señal de la incomprensión, el dibujo de un adiós sin retorno, de una melancólica despedida. Como el orgullo que se disculpa o la vanidad que se esfuma, la corriente aleja las sombras de lo que nunca fuimos y de lo que no quisimos ser.

Quizás pusimos el acento en la sílaba incorrecta o la rima no fue la apropiada; podría ser incluso que sí, la melodía no caló fuera no tanto por el coro sino por no haber afinado con precisión los instrumentos de la razón.

En la partitura de nuestra historia, de nuestra existencia y de nuestro legado,  el “do mayor” lo da la humildad y la tenacidad en nuestra propia fe y el  compromiso es el tenor que interpreta los deseos del corazón y promulga la reconciliación con los errores que cometimos.

Para todos los que alguna vez tuvisteis que cambiar de vía en algún momento de vuestro trayecto y no por ello perdisteis el rumbo.



Jesús Moya

lunes, 6 de diciembre de 2010

La Colina de las Inquietudes

Un paseo por los recovecos del pasado,  por la colina de la experiencia, por las cuestas de la incertidumbre y por el descenso de los errores que no de los fracasos, ya lo decía el sabio: “Vale más actuar exponiéndose a arrepentirse de ello, que arrepentirse de no haber hecho nada”.
Probablemente una de las tareas a la que más pereza y también miedo cuesta enfrentarse es sin duda a la de auto evaluarse; más allá de los resultados o el rendimiento, preguntarse por lo que hacemos, sí nos llena, sí es lo que queríamos y más complicado aún es proyectarse al futuro, pensar en lo que nos gustaría que ocurriese…. Pero, amigos, esto como muchos sabéis, es determinante!!! Lo que seremos o lo que hagamos en el futuro lo estamos decidiendo ahora…!! Así de simple ¡Así de cruel!

Hace poco leí un libro que me regaló mi amigo Miguel Ángel, se titula: Reinventarse y es del Dr. Mario Alonso Puig, un tipo fenomenal dicho sea de paso (el escritor y mi amigo);  un libro que no pasará al olvido... Como es de imaginar buena parte de su contenido hace referencia a la necesidad de hacer un stop & go en nuestras vidas. Preguntarse lo que nos hace sentirnos bien, lo que nos conduce al bien estar, a la felicidad y también lo que nos martiriza o de lo que nos anula; de esto ultimo hay que huir, no hay justificación que valga para mantenernos pegados a ello y a lo primero hay que aferrarse.

Dice en el libro Mario que es preciso reconciliarse con la verdad; solo desde la situación real se puede enfrentar el futuro; solo admitiendo dónde estamos y bajo que circunstancias podremos superar las crisis o los tropiezos y podemos crecer y hacer crecer a nuestro entorno.

Hay que fomentar el entusiasmo, la confianza y la ilusión en lugar de perder tanto tiempo hablando de frustración, de desesperanza, de angustia… tanto hablamos de crisis en estos días y tan poco de oportunidades, de sueños…y es necesario, más aún en nuestros días, ser optimistas, positivos, auto configurarse en modo proactivo y constructivo porque “lo que el corazón quiere sentir, la mente lo muestra” y esa es la vía y además no vale decirlo Sres.! hay que hacerlo.

Pienso que uno debe reconciliarse consigo mismo; olvidar los errores del pasado; eso ya pasó y no existe más que en el traicionero recuerdo; buscar dentro de lo que hay en cada uno de nosotros, extraer el germen de lo que somos y expandir en nuestro ADN lo que queremos ser, para decirlo en un lenguaje de clamorosa actualidad, a veces debemos resetearnos para seguir creciendo.

En otra prodigiosa cita que nunca olvidaré, decía el escritor y profesor, Alex Rovira algo muy potente, impactante y absolutamente cierto bajo mi modesto punto de vista…: “ Lo que crees, es lo que creas”. Tomaros unos segundos y reflexionad sobre esa frase y es probable que coincidáis conmigo; Cuantas veces nuestro estado de ánimo nos ha influenciado a la hora de relacionarnos, de tomar decisiones, de equivocarnos, de trasladar un problema a un plano impropio, … sí amigos, lo que creemos es lo que creamos y sí somos capaces de reflexionar sobre lo que somos, sobre lo que queremos hacer o ser y creemos en ello, lo crearemos, absolutamente!!!

Con un nuevo cuaderno de bitácora, hemos embarcado  rumbo a nuevas tierras, en búsqueda de renovadas ilusiones ; con el equipaje de lo que creemos y con los enseres que forman la experiencia y el aprendizaje y ataviados con el firme propósito de doblegar al temor al fracaso por la vía del arrepentimiento de no haberlo intentando… perseverancia, tenacidad, confianza, entusiasmo y ganas de vivir.

Jesús Moya