viernes, 9 de noviembre de 2012

Mentiras Negras


Mentiras Negras


En la penumbra del deseo yace la máscara de una presuntuosa obsesión,  perece el encanto de la seducción banal,  igual que el olvido ahoga los recuerdos en el rincón de la miseria o cómo aquel final fatal  que derriba un cuento de hadas que nunca debió serlo.

 El alma se siente mugrienta de falsos propósitos; el frio de la mentira rasga la voluntad del corazón y abate sin misericordia el reflejo de las ilusiones sobre las aguas de los sueños; los sentimientos navegan sobre un oleaje que representa la frustración de la noche cuando sucumbe al amanecer, el del ruido que no calla, el silencio de la pena que se disfraza de letal verdugo a la ironía de la seducción;  el del tiempo que no lo fue, que no lo será, observa como inocente testigo de un destello de fantasía que murió en la despensa del desprecio.

El rastro de la incomprensión, de la inexplicable razón, el de la inexistente virtud, doblega el ánimo hasta asfixiar las pocas notas que salen ya de un ronco soneto que no viene sino a certificar la defunción de un principio que nació en su propio fin,  el de la huella de una silueta que albergaba besos salados, el de los restos cristales rotos que una vez quisieron formar la efigie de la ilusión.

Cuando la luna se asoma a la ventana del sosiego, el daño se refleja en la textura de las   emociones; la ansiedad de las preguntas sin respuesta invoca al rencor para que desafíe a la agonía que maltrata a  la existencia, que fastidia a la alegría y que deshoja la margarita para que como en un despertar amargo, la ultima de sus hojas descarte la ultima de las esperanzas.

Vivir a la deriva como el fallecimiento de quién espera no encontrarse con nada, de quién huye del presente refugiándose en el pasado y  desaprobando el amanecer. Semblante de ojos negros de mirada maldiciente, verso oculto entre la rima de las tinieblas de un alma perturbada.

De la alcoba de la insolencia a la cenicienta de las mentiras negras.

@talkhit

Jesús Moya

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