sábado, 29 de diciembre de 2012


La estación del desconcierto
La vida es un viaje entre la incertidumbre que a la esperanza silencia, la insolencia de los muchos traspiés que allanan el aprendizaje y la pubertad del éxito que perece y sucumbe sin que su festejo llegar nunca a madurar.
Sobreestimamos a la fortuna reclamando o adeudando aquello que no fuimos capaces de amasar en nuestro propio horno, como sí otros tuvieran que hacer lo que nosotros no queremos o podemos. Culpamos de nuestros errores, de nuestras frustraciones, de nuestra falta de actitud al azar, igual que nuestros antepasados saldaban todo lo irrazonable al castigo de los dioses… A veces pretendemos vivir a cobro revertido.
Pensamos que el tiempo tiene un cuerpo cíclico, que su paso es un elemento tangible de nuestro designio y así creemos que, sí no es hoy, será mañana…! Minusvaloramos nuestra existencia obviando que ni pasado ni futuro son patrimoniales; al primero porque ya no se puede volver y el segundo porque aún no es accesible, hasta el punto de que admitimos que las oportunidades desaprovechadas son reciclables y ciertamente no lo fueron nunca.
Solo el presente tiene cuerpo y es certero, pero nosotros nos afanamos en despreciarlo, tratando de vivir de los recuerdos o de las ilusiones. No amar y vivir con intensidad cada segundo de nuestra vida, no hacer algo ahora mismo por nosotros o por vosotros, es una soberana insensatez propia del que no es consciente de la inmediatez de la vida y de la poca certidumbre que arroja el mañana.
La servidumbre al tiempo, achacar nuestra felicidad a otros tiempos o embargarla al destino es un déficit de voluntad manifiesto. Hoy, ahora, con nuestros actos, estamos definiendo nuestro futuro, estamos sellando lo que mañana se convertirá en pasado, es un acto propio, no es ajeno en absoluto.
No hay rumbo que antes de erigirlo no hubiera sido fruto de una decisión, de un comportamiento o de una acción. No podemos vivir en diferido, no podemos esperar a ver qué pasa para saber qué decisión tomar, porque si no actuamos, nunca sabremos qué ocurriría y por tanto nunca averiguaremos sí acertamos o no.
Claro que la vida es un viaje incidental dónde concurre el drama y placer, la miseria y la opulencia, el éxito comparte vagón con el fracaso, y las lágrimas nunca se separaron de las sonrisas, pero igual que nunca amanece sí antes no anocheció, todo fin tiene un principio.
Ahora que pasamos página una vez más al calendario, deseo reivindicar, al tesón y a la voluntad como armas de construcción masiva, como elementos nucleares de la vida y del desarrollo, como la salida que nunca se ve llegar o como el resultado que siempre deseaste.
Me revelo contra  el ego superlativo, irracional y malicioso, los delirios de venganza leales a la codicia y contrarios a la buena fe, contra quién se afana en la crítica ajena en lugar de navegar en la autocrítica; condeno al que dice “no” cuando realmente desea el “sí” y maldigo al que  deja  pasar el tiempo sin hacer realidad sus sueños.
 
Sí no sabes dónde vas, nunca sabrás si has llegado..!
Sí no tienes claro tú destino, da igual que camino tomes!
 
Feliz 2.013
 
@talkhit
www.jesusmoya.es

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