domingo, 19 de febrero de 2012

Marathon Sevilla 2.012

Decía la canción que Sevilla tiene un color especial…y es que Sevilla es especial; Cuando amanece se abren al mismo tiempo los ojos, el corazón y el alma. Hace casi 20 años que vine para unos meses y que paradoja! No me he ido más…aunque viva en otra ciudad, aunque lo mío sea y esté muy lejos, cuando Sevilla te embruja, lo hace para siempre. Los naranjos que invaden toda la ciudad están preparando la fragancia de azahar para impregnar los sentimientos y las pasiones que fluyen por sus calles en todas las primaveras; el asombro de los turistas y el orgullo de sus parroquianos, dan sentido a su coquetería.
Mucha luz al llegar al Estadio Olímpico de la Cartuja, el reguero de corredores, más de cinco mil…, los preparativos, el calentamiento, la indumentaria multicolor…, los más frioleros, más ataviados, la mayoría, valientes…; no es para menos, no es para más.
La coreografía siempre es llamativa; confabulaciones, rituales, promesas, miradas al cielo en mi caso, nervios, ansiedad y…se da la salida; las prisas por salir de la boca del estadio, el ruido ensordecedor del túnel, los primeros gritos de ánimo…
Comienzan a caer kilómetros y comienzan a caer dudas y miedos; el ritmo no es bueno…; para nada bueno; voy lento pero por el contrario me alienta que voy constante y cómodo; me digo a mí mismo que tengo que guardar, que debo olvidarme del tiempo y concentrarme en controlar el ritmo, en dosificar las fuerzas y en soñar con la meta, con cumplir otro sueño.
Mucha gente, variopinta y de orígenes muy diversos; brillan los de la tierra pero hay de todo; siempre hay alguno que destaca, el de este año es de chapó...; “un tío corriendo en chanclas” sí, sí, en chanclas y a buen ritmo; yo he ido con el más de 10 km y no se amedrentó para nada; eso sí, no quiero pensar como acabarán esos pies.
Van pasando kilómetros, horas, calambres; tengo tiempo para pensar en tantas cosas…; trabajo, familia, amigos, estudios, sueños, errores, dudas, preguntas…proyectos. No es una tontería! Sí uno va solo como es mi caso, ayuda para sucumbir al cansancio y a no dejarse influenciar por las ganas de dejarlo.
El kilómetro 37!Siempre letal; pero esta vez hemos guardado más “combustible” que otras veces y lo pasamos resoplando y así llegamos a la entrada del estadio; por fin! Otra vez! Pisamos la pista de atletismo, quedan 200 metros y aflora todo de golpe; lo primero es mirar al cielo, lanzar un beso y agradecer su compañía una vez más; mirar a la grada que está exultante, bajo la coreografía singular de “la banda del pirata”, las caras de los que cruzamos la línea de meta, son emoción pura, consagran esfuerzo y entrega, la lucha contra uno mismo, los deseos de superación, la fe en el trabajo y en la constancia, trazar objetivos y luchar por ellos…. No rendirse, no mirar atrás, creer y soñar.
Gracias por tu compañía; así es más fácil.

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